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16 Sep
16Sep

En terapia observamos distintos tipos de procesos, así como distintos tipos de personas y necesidades.

Admito que a mi me maravilla el observar la total transformación de las personas.

Y me maravilla, porque una de las partes más mágicas para mi de cualquier proceso, es el ver que da igual de donde la persona parte. En cuánto a cómo de difíciles fueran sus inicios o primera infancia. Si la persona lleva a cabo un buen proceso, estará preparado personalmente y emocionalmente para cualquier devenir de la vida.

Me doy cuenta a través de la observación,que los procesos más duros, las infancias más difíciles, las emociones más dañadas,…se pueden recomponer en la vida adulta. ¿Cómo? A través de un buen proceso, desde la comprensión, la distancia y la aceptación,  el adulto será capaz de recoger a ese niño dañado y con mucho amor, hacerse cargo de él supliendo todas las carencias de su infancia.

Como persona resiliente que yo también soy. No puedo dejar de admirar los logros que veo ante mí. 


Los mayores logos en la vida, vienen de grandes resilientes.

Porqué cuando una persona sana su infancia. Acepta lo que en ella ocurrió. Acepta que de él o ella no dependía nada, y que aún y así hizo todo lo que pudo y supo hacer. 

Y que en algunos casos, fue solamente poder sobrevivir.

En esos momentos la mochila de la carencia, de la vergüenza, de la culpa, del miedo. Simplemente cae, se deshace..

Y creedme que en la vida, alguien que ya desde sus primeros años, la conoció en su máxima crudeza. Qué no será capaz de vivir a través de y con ella.

Con toda mi admiración, a estás personas valientes, con coraje y fuertes, que día a día, a mí me dan las mayores lecciones de grandeza emocional y personal.


Tse Amargant

www.tseamargant.com


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