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10 Sep
10Sep
  • En cualquier tipo de proceso terapéutico, la primera mirada compartida entre profesional y cliente es esencial.
  • Como cliente necesito sentirme seguro ante esa persona a la que voy a confiar toda mi intimidad, me voy a confiar a mi mismo. Y eso produce miedo.
  • Como profesional soy consciente del propio juicio que el cliente está realizando de si mismo y a la vez también sobre mí. Así que la mirada que de mí le llegué será fundamental, para que cualquier tipo de proceso terapéutico pueda llevarse a cabo o no.
  • Viajo en el tiempo y me voy a mi primer proceso terapéutico como cliente. Recuerdo el sentirme pequeña, recuerdo intentar interpretar cualquier pequeño gesto en esa primera mirada, recuerdo también juzgarla. De hecho, lo que intentaba averiguar, era si esa persona desconocida que tenía frente a mí, era lo que yo necesitaba, si sería capaz de comprenderme, de ayudarme, de sostenerme, de mirarme sin juicio, si era confiable.
  • La honestidad por parte de ambos debe de conectarse con esa primera mirada.
  • La lealtad debe de sentirla el cliente, al igual que la profesionalidad o la confianza.
  • Mi mirada en cualquier proceso terapéutico es cercana, yo lo soy también, pero desde mi distancia.
  • Soy cercana, porque sé donde el otro se encuentra, sé el camino que ha recorrido hasta donde está. Posiblemente también lo haya recorrido yo.
  • Esa es la cercanía que me permite tomar la distancia del otro.
  • Y esto es posible por parte de ambos, a través de la confianza, esa que en esa primera mirada, se estableció.

Tse Amargant

Coach Ejecutivo

Gestalt Terapia

www.tseamargant.com



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