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08 Nov
08Nov

Soy una persona solitaria, desde siempre..

Me siento cómoda en estado de soledad, de silencio, de libre acción, de mis propias normas, quereres y haceres, a mi ritmo y apetencia..

Y sí, estoy sola por elección.

Ahora en nuestros tiempos el elegir estar solo, a veces puede suponer un extraño lujo, hace unos años, no tantos, una especie de tara..... Madre mía, menos mal que siempre he tenido un carácter fuerte, para poder elegir a pesar de las distintas presiones...

En mi corta familia, la mujer que más admiré, mi tía Joana, nacida ahora hace un siglo. Ya en sus últimos años un día le pregunté.....¿Y dime porqué nunca te casaste?. 

Su respuesta sabía, aún la recuerdo palabra a palabra.

Yo, me dijo mi tía Joana, que nací en 1920 tuve la suerte de tener unos padres liberales, que entendieron que era lo suficientemente capaz por mi misma, de conseguir lo que quisiera en está vida, por mi misma. A pesar de la sociedad y los tiempos...yo elegí mi libertad y no tener que pedir permiso o intercambiar por ello. 

Mi tía viajo toda su vida hasta sus últimos días, sola, siempre con y por el placer de descubrir y con la esperanza de aprender y conocer.

Heredé su pasión, la cual vivo exactamente de la misma forma.

Pero no siempre he estado sola, o mejor, ...he tenido el valor de estarlo. 

Y de esto quiero hablar...

La soledad está muy bien cuando es elegida, y lo es, porqué sabes que te apetece explorar, conocer, aprender, vivir en solitario. Por qué en cierta manera el hecho de estar solo en cualquier evento, viaje, acción, es una posibilidad mayor de conocer personas, que con alguien a tu lado, posiblemente no se darían.

Está es una de las ventajas de la soledad, elegir el momento en el que quieres está para ti y el que no.

Cuándo esta no soledad, va acompañada de miedo, de necesidad, de dependencia, ect. La persona y quizás sin saberlo está absolutamente sola. Internamente sola. Y eso, es muy delicado, por decirlo suave.

Porqué desde esa no soledad autoimpuesta por miedo, dependencia, necesidad. No se puede estar con el otro, de forma sana. Ni siquiera se puede estar con uno mismo...

...Me encanta cuando en sesión, alguien me dice, me elijo a mí, y desde ahí no me comparto, porque el hacerlo supondría dejar de estar conmigo y privarme ese disfrute...

O cuando me dicen, elijo estar solo, porque no quiero pagar el precio que una relación me impone.... obviamente quizás una, no sana relación.

Entiendo perfectamente que hay personas más individuales y otras más de grupo, a unas les es más fácil compartir que a otras. Pero no estamos hablando de esto. Esto en cualquier caso estaría perfecto, siempre que la persona libremente lo decidiera.

Sí una persona ha crecido con 5 hermanos, de natural, el grupo será el habitad habitual para ella. 

Sí una persona ha crecido sola, posiblemente su habitad será el opuesto. pero más allá de las circunstancias personales, lo que importan son las emocionales.

¿Qué quiero?. ¿Cómo me quiero?. ¿Cómo me apetece sentirme o cuándo?.....

Saber respetarse a uno mismo, es respetar, a la vez que conocer sus tiempos, necesidades y deseos.

La soledad elegida es fantástica porque te abre un sinfín de puertas, que quizás acompañada de otro, no estarían abiertas, pero claro, también dependiendo del otro...y sus circunstancias. O las pactadas entre ambos.

El miedo a la soledad, a veces es el miedo a uno mismo..

Y desde ahí ningún otro podrá ayudarte. 

Acompañarte sí, pero calcula bien, el precio que ello comporta y sí es para tu bien...

Como me decía mi tía, elijo el precio de que la sociedad me mal mire, siempre que yo pueda bien mirarme a mí misma.


Tse







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